domingo, 29 de septiembre de 2019

Aquí se viene a Meditar

Aquí se viene a Meditar 

Con esa consigna hoy por la tarde me recibieron en el primer templo Baháí de Latinoamérica que esta ubicado en la comuna de Peñalolén en la ciudad de Santiago, Chile. Hace tiempo quería visitar este lugar. Desde la ciudad se ve una enorme construcción emplazada en la pre-cordillera de Santiago. Lo primero que llama la atención al desplazarse hacia ese lugar es pasar por la parte alta de Comuna de Peñalolén.  Vive gente de clase media, se aprecia a simple vista que es uno de esos lugares que las municipalidades se olvidan. Una enorme puerta de con guardias de seguridad reciben a los visitantes del lugar. Desde ahí hasta el templo mismo hay un camino pulcramente asfaltado que conduce al lugar, por las orillas unas veredas que sirven para que suban los peatones. A medida que subía en mi vehículo, pude ver que un importante grupo de personas lo hacia caminando o en sus propios autos. La subida no es mas de un kilómetro y concluye hasta el estacionamiento del Templo. 

Ya en el estacionamiento, tomo mi maquina fotográfica y comienzo a subir una escalinata que conduce hasta la puerta del lugar. 

Una joven, al parecer extranjera da la bienvenida en grupo y explica algunas cosas practicas para los visitantes. Escuchamos atentamente las instrucciones y comenzamos a subir. A medida que voy subiendo empiezo a tomar las primeras fotografías del lugar. Hay muchísima gente. Hay algunos que van subiendo y otros que ya vienen bajando, se pueden ver familias y niños. Todos tratando de sacar la mejor foto, procurando tener la enorme estructura en sus espaldas.  Después de unos minutos. Llego a la misma puerta de entrada del Templo. Unos vidrios que rodean la estructura dejan ver a personas que están sentadas en el interior. Al llegar una persona me entrega un pequeño librito con algunas oraciones: oraciones  para agradecer, para pedir ayuda, para pedir curación, etc. Ya una vez dentro del lugar me percato que solo hay bancas y muchísima gente sentada y mirando por los vidrios hacia la montaña. No hay ningún altar, no hay ningún signo religioso, solo asientos y gente que al parecer esta meditando. 

No dejo de pensar y preguntarme ¿A quien reza esa gente? ¿Donde esta Dios ?, para los que venimos de la experiencia cristiana todo esto es extraño. Los cristianos tenemos un Dios encarnado en una persona concreta. Jesús de Nazareth, que vivió en un lugar y tiempo concreto de nuestra historia y que continua presente en el prójimo. 

Después de unos minutos salgo al exterior, quedándome la sensación de que este espacio como estos en nuestras liturgias rara vez existe. Estamos acostumbrados a hablar y no a guardar silencio… ya rumbo a mi casa empiezo a pensar que los cristianos tenemos una experiencia riquísima, no es solo una meditación de ideas o un esfuerzo por sentirse en “paz”, es una experiencia que me lleva al otro. Porque en el otro esta Dios y no solo en espacios como este Templo Baháí.

MSB

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