martes, 17 de septiembre de 2019

RECUPERAR LA CONFIANZA

Recuperar la confianza. Con ese titulo en portada la revista Mensaje del mes de septiembre del 2019 quiere ayudar a la reflexión de esta realidad en nuestra sociedad y especialmente en nuestra Iglesia Chilena. 
La imagen que acompaña el titulo de la portada es un vidrio roto. Ya la portada en su conjunto habla por si misma. Y nos da luces de la delicada tarea que tenemos que realizar como Iglesia chilena. Después del escandalo que ha significado en estos ultimos años los abusos sexuales cometidos por algunos de sus miembros. 
            Esta reflexión personal, quiere parafrasear algunos extractos de algunos de estos artículos aparecidos en esta revista y que me parecen interesantes como aporte a esta urgente tarea eclesial. Reitero es una reflexión personal, que no significa la opinión que podemos tener como congregación. Es una mirada desde los hechos mismo de poder acompañar a victimas, llevar procesos de investigación buscando la verdad y escuchando a victimas y victimarios. 
            Comencemos por lo fundamental. ¿Qué entendemos por confianza?, según el diccionario de la RAE. La primera definición de confianza se menciona:  Esperanza firme que se tiene de alguien o de algo. Esperanza firme de una persona y de una institución, confianza de que esa persona o esa institución no me va engañar, no me va hacer daño o no me va proteger. Es justamente este sentimiento el que viven muchas de las victimas de abuso al interior de la Iglesia…  una comunidad que los han abandonada o que los han dejado solo o, peor aun, que no se les ha creído. 
            “durante estos ultimos años, algunas interrogantes se han ido reiterando en nuestra sociedad: ¿Hay otro caso de abuso sexual a menores de edad? ¿A qué congregación religiosa le toca ahora? ¿Qué pasa en -y con- la Iglesia? ¿Qué sucede en la sociedad chilena, ya que se trata de un delito que atraviesa distintas instituciones (Familia, iglesias, educación)? Son preguntas que van acompañadas de fuertes emociones de rabia, de vergüenza, de desconcierto, de hastío, de incredulidad…”.Así comienza la nota editorial de la revista. Formulando preguntas que yo mismo me he planteado miles de veces ¿Qué nos paso?
            Después de todo este tiempo enfrentando casos de abuso al interior de la Iglesia y dialogando con otras personas que también se ocupan de estos temas. Uno puede intuir algunas causas o respuestas a las preguntas anteriormente formuladas que también son evidenciadas por quienes han estudiado en profundidad este fenómeno.  ¿Cómo un adulto puede llegar a abusar de un menor o de una persona adulta vulnerable?  
            La fuente del abuso es el poder. Todos los estudiosos en estas materias llegan a la misma conclusión. ¿Cómo entendemos el poder? Algunos de nuestros hermanos en la Iglesia han perdido lo fundamental, como es el consagrarse al servicio de los otros. En mirada mercedaria. ¿Por que soy mercedario? La respuesta es clara. Soy mercedario para servir al estilo de Jesús que fue capaz de dar la vida por la humanidad. Como lo hiciera San Pedro Nolasco y nuestros primeros padres ya hace más de 800 años. 
            En esta delicada tarea, hay que volver a lo fundamental. El Papa Francisco en su resiente carta al pueblo de Dios que peregrina en Chile. Nos lo recordaba. Tenemos que “volver a poner a Cristo en el centro”. En el centro de nuestra vida, en le centro de nuestros proyectos. 

            Concluyo estas pequeñas ideas parafraseando lo que dijo un superviviente de abusos. Para volver a recobrar las confianzas hemos de iniciar un largo camino. “La confianza no se recupera ni con un decreto. Ni siquiera castigando o expulsando a quienes han cometido los abusos. La confianza no se reconstruye sin cuestionar profundamente la base del confiar.” José Andrés Murillo - La fuente del abuso es el poder. 

MSB 

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